LA LITERATURA FOLKLORICA
El concepto de folklore, tal como salió de manos de quien acuñó el propio término, como neologismo creado a partir de las palabras anglosajonas Folk (pueblo) y Lore (sabiduría), quería sustituir a lo que, en Inglaterra, venían llamándose Antigüedades populares o literatura popular.
Si bien folklore es una palabra de la lengua inglesa, también se utiliza en nuestro idioma, el término hace referencia al conjunto de las creencias, prácticas y costumbres que son tradicionales de un pueblo o una cultura. Se conoce como folklore, además, a la disciplina que estudia estas materias. Incluye los bailes, la música, las leyendas, los mitos, los cuentos, las artesanías y las supersticiones de cada cultura. Se trata de tradiciones compartidas por la población y que suelen transmitirse, con el paso del tiempo, de generación en generación.
Jan Vansina afirma que “las tradiciones orales son todos los testimonios orales, narrados, concernientes al pasado. Esta definición implica que sólo las tradiciones orales, es decir, los testimonios hablados y cantados, pueden ser tenidos en cuenta”. Y además, apostilla,”la tradición oral sólo comprende testimonios auriculares, es decir, testimonios que comunican un hecho que no ha sido verificado ni registrado por el mismo testigo, pero que lo ha aprendido de oídas”. El autor distingue el testimonio ocular, que no pertenece a la tradición porque no es narrado y el rumor, que aunque es transmitido oralmente no concierne al pasado, de la tradición oral propiamente dicha.
(VANSINA, J. -1966: La tradición oral, Barcelona: Labor)(1)
Hasta que el uso de la escritura no se generalizó, toda literatura fue oral en sus comienzos; por eso habría que excluir del ámbito de la literatura oral a aquellas producciones literarias que, si bien fueron creadas y transmitidas oralmente durante muchos siglos, han terminado por ser fijadas por escrito y así se han convertido en modelos literarios clásicos, como ocurre con antiguas epopeyas como los Vedas, los poemas homéricos e indios, etc. Casi todos los textos orales están relacionados con la literatura sagrada de los pueblos, pues incluso los textos profanos, como cuentos y leyendas, ofrecen, tras la apariencia de animales y seres humanos, las figuras de antiguos dioses, héroes y ancestros míticos. Considerada así, la literatura oral perpetuaría, secularizados, los viejos mitos religiosos.
(ELLIADE, M. -1955: «Littérature orale», en Encyclopédie de la Pléiade: Histoire des Littératures, I. S.L.: Gallimard) (1)
Las características fundamentales de la literatura oral, según M. L. Tenèze son su inmovilidad y repetición. Esta investigadora ensaya a continuación una tipología de los géneros de la literatura oral, que clasifica en:
1) Fórmulas y juegos de palabras: adivinanzas, retahílas, conjuros, etc.
2) Formas narrativas
3) Formas dramáticas y musicales.
La inmovilidad de la forma tiene su razón de ser porque la función social que realiza el texto (en el punto 1) no puede ejercerse más que, precisamente, a través de la inalterabilidad de las palabras. En cambio, las formas narrativas están sujetas a variaciones cuando son transmitidas en la cadena de la tradición oral.
(TENEZE, M. L. -1969: “Introduction à l’étude de la littérature orale: le conte”, Annales Economie, Societé, Civilisations) (1)
Según Vladimir Propp “genéticamente el folklore ha de ser situado no junto a la literatura, sino al lenguaje, que no ha sido inventado por nadie y no tiene ni autor, ni autores”. Esta afirmación junto con la siguiente “mutabilidad de las obras folklóricas en relación a la inmutabilidad de las obras literarias” (ya que la obra literaria permanece inalterable al estar fijada por la escritura mientras que la obra folklórica se modifica en cada transmisión oral) serían los dos rasgos fundamentales de la literatura oral.
(PROPP, V.: Edipo a la luz del folklore. Madrid: Fundamentos) (1)
A. R. Cortázar precisa qué fenómenos deben ser considerados folklóricos:
Forman parte del folklore los fenómenos culturales populares (propios de la cultura tradicional del folk, del pueblo), colectivizados (socialmente vigentes en la comunidad), empíricos, funcionales, tradicionales, anónimos, regionales y transmitidos por medios no escritos ni institucionalizados.
Afirma que ningún fenómeno folklórico nace como tal, sino que llega a serlo a través de un proceso cultural e histórico que culmina infaliblemente con el matiz típico que a la postre adquiere en consonancia con el ambiente, tanto geográfico como humano, que lo acoge y modela.
(CORTÁZAR, A. R. -1964: Folklore y Literatura. Buenos Aires: Eudeba.) (1)
Los textos orales pueden clasificarse atendiendo a distintos criterios como su significación, forma o manera de transmisión, actitud del emisor y receptor ante lo narrado, función social, etc.
Vansina propone una tipología sistemática de los textos orales:
· Las fórmulas son expresiones estereotipadas que se emplean en determinadas circunstancias, apenas sufren modificaciones y que contienen elementos arcaicos que pueden incluso no ser entendidos por el narrador. La precisión con que se transmiten se debe a su supuesta eficacia para obtener un determinado fin (por ejemplo, sanar a un enfermo o provocar la lluvia).
· La poesía tiene un valor estético para el pueblo que la crea y la recibe. No varía mucho en su transmisión ya que dispone de recursos rítmico–musicales que permiten su memorización y fijación formular.
· Las listas enumeran lugares, personas o genealogías que contienen, supuestamente, los orígenes remotos de un pueblo o clan. Están recitadas por especialistas, habitualmente en ceremonias de carácter político.
· Los comentarios ofrecen información sobre cuestiones concretas que resultan de difícil comprensión por su carácter técnico (temas jurídicos, por ejemplo) o su antigüedad.
Clasifica la narración didáctica en diferentes subtipos:
Los relatos sobre fenómenos de la naturaleza y manifestaciones culturales: se denominan también cuentos explicativos o cuentos del por qué, la imaginación popular fabula a propósito de la forma de tal o cual accidente geográfico, de las características físicas de algún animal o acerca de alguna ley natural (por ejemplo, por qué un monte tiene forma de oreja, por qué la serpiente no tiene patas o por qué el agua de mar es salada), la zaga local y las etimologías populares.
El relato estético tiene como finalidad primordial el entretenimiento del auditorio. Esto explica que los relatos estéticos se transformen en la cadena de transmisión oral o de transmisión libre y se distinguen tres subtipos en estas narraciones: la epopeya, la leyenda y el cuento fabuloso, según acentúen más especialmente el elemento dramático, el elemento edificante o el elemento fantástico respectivamente.
(VANSINA, J. -1966: La tradición oral, Barcelona: Labor) (1)
Los relatos se narran en prosa y pueden tener finalidad didáctica, estética o conjugar ambas. Para André Jolles el cuento popular, la leyenda, el mito, el enigma, la sentencia, el suceso, el recuerdo y el chiste se agrupan dentro de lo que él llama “formas simples”, es decir, que surgen espontáneamente de la lengua sin elaboración artística individual y por lo tanto se transmiten oralmente. Cuando el relato tiene finalidad didáctica, se convierte en vehículo de transmisión de la cultura de una sociedad. Puede adoptar la forma del mito si la explicación del mundo se realiza con referencia a un origen religioso y con frecuencia se lleva a cabo en el transcurso de un ritual que reproduce el propio mito; o, si la explicación no tiene nada que ver con lo religioso, hablaremos de relato etiológico, es decir, aquel que pretende explicar un determinado fenómeno social o natural.
(JOLLES, A.-1972: Formes simples. París: Seuil) (1)
Para Arnold van Gennep, los géneros de la literatura oral se definen por su funcionalidad dentro de la comunidad en que se difunden. Llama a los mitos, leyendas, fábulas “cuentos morales” donde el valor utilitario es muy importante, porque estas narraciones proporcionan al hombre una serie de normas de conducta y de fórmulas que le facilitan el control de aquellos aspectos de la existencia que es preciso dominar para sobrevivir. El cuento no moral, en cambio, representa un estadio posterior en el desarrollo de la humanidad en cuanto que implica una actitud amoral e intelectual que se permite contemplar la realidad desde el distanciamiento irónico y la superioridad.
(GENNEP, A. van -1982: La formación de las leyendas. Barcelona: Alta Fulla) (1)
M. SIMONSEN distingue, dentro del folklore verbal, los géneros narrativos de los no narrativos: No narrativos: cantos, proverbios, fórmulas (exorcismos, fórmulas sapienciales o jurídicas), juegos, adivinanzas y canciones infantiles.
Los géneros narrativos se clasifican según se cuenten en prosa o verso:
En verso: epopeyas y baladas
En prosa: el cuento popular -que narra hechos ficticios- y la biografía, anécdota, leyenda y mito –que relatan acontecimientos tenidos por verídicos.
(SIMONSEN, M. -1981: Le conte populaire français. París: Presses Universitaires de France, col. Qué sais–je?) (1)
Cuenta Sócrates en el Fedro platónico (274–277) la historia del dios egipcio Teut,
quien ofreció al rey Tamus su más preciado invento: la escritura.
Pero el rey le dijo: “Ella [la escritura] no producirá sino el olvido en las almas de los que la conozcan,
haciéndoles despreciar la memoria;
fiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el cuidado de conservar los recuerdos,
cuyo rastro habrá perdido su espíritu”.
(Platón, Diálogos, estudio preliminar de Francisco Larroyo, México: Porrúa)
(1)Características y géneros de la literatura de tradición oral. Autor: HERNANDEZ FERNANDEZ, Ángel. Tema: Pensamiento y Cuentos. Revista de folklore – Fundación Joaquín Díaz. http://www.funjdiaz.net
Webgrafía
No hay comentarios:
Publicar un comentario